Había
una vez un grupo de amigos que tenían una cabaña en un árbol. Allí
se lo pasaban muy bien. Un día un miembro del grupo llamado Sergio
subió a la cabaña para ver si estaba en condiciones. El espejo de
la cabaña estaba roto y las maderas del suelo, destrozadas. Sergio
se miró en el espejo y detrás suya había un robot de metal con dos
zarpas gigantescas. El robot destripó a Sergio y se llevó sus
restos. Desde entonces no se ha vuelto a saber nada de él. El robot
lo controlaba un niño llamado Perico muy patoso. Perico quería
matar a Sergio solo por venganza. Solo lo hacía porque cuando tenía
8 años lo despreciaban por tener un nombre ridículo y ser muy
patoso. Desde aquel día Perico se juro que no le perdonaría la vida
a ninguno del grupo. Perico hizo lo mismo con los demás miembros del
grupo y con sus madres porque decían que era una mala influencia
para el grupo de sus hijos. Perico siguió matando a gente que
despreciaba hasta que se cargo a todas las personas del mundo con su
increíble robot. Perico estuvo muy alegre porque el mundo entero era
para el solo.
Perico
le dijo a su robot:
-Aunque
estés con migo me siento muy solo.
El
robot le contesto:
-Ya
lo se amo. ¿Qué quieres que haga?
Perico
exclamo:
-¡Resucita
a todas las personas!
Descubrió
que solo sin nadie a su alrededor estaba muy aburrido y solo, así
que decidió resucitar a todas las personas del mundo y convivir en
paz. Cuando resucitaron los miembros del grupo se dieron cuenta de
que a una persona no se le puede juzgar por su nombre. Perico se
convirtió en miembro del grupo y el robot se dedico a ser el
guardaespaldas del grupo nuevamente llamado el club de los valientes.
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